jueves, 5 de julio de 2012

HTC Explorer

Aunque su nombre puede dar a pensar que se trata de un terminal especialmente resistente, no hay que darle más vueltas a este HTC Explorer: es lo que en lenguaje mercadotécnico se denomina un smartphone de entrada. De tamaño reducido y con una pantalla de 3,2 pulgadas, va dirigido a los no iniciados en el hábito del teléfono inteligente e incluso a quienes busquen un Android económico y fácil de llevar en el bolsillo. Las mayores contrapartidas, como siempre en estos casos, están en un apartado multimedia bastante limitado y un almacenamiento interno reducido a su mínima expresión. 

Andan algunos fabricantes inquietos con eso de que algunas operadoras estén cerrando el chiringuito de los teléfonos de gama alta "a cero euros". Pero también hay quien sostiene que puede que la principal consecuencia sea que se vendan más smartphones de gama básica como este HTC Explorer.
Al fin y al cabo, modelos de corte sencillo como los HTC Wildfire y Wildfire S ya se vendieron bastante bien (y siguen haciéndolo), y este Explorer no hace más que seguir su estela. En comparación, mejora la fórmula en contados apartados, mientras que en otros da un paso atrás, quedándose con un precio libre por debajo de los 200 euros. Es por tanto limitado en comparación con los Android mejor dotados, pero puede ser más que suficiente para muchas manos y bolsillos.
La "tapafunda"
Salta a la vista que la tapa trasera del terminal hace crecer bastante las dimensiones del conjunto. Al menos en comparación con el espacio que éste ocupa cuando está "desnudo", es decir, dejando a la vista la batería y las ranuras para tarjetas SIM y microSD. El grosor se eleva con dicha tapa hasta los 12,9 milímetros, mientras que el peso se queda en unos más que manejables 108 gramos.

Como ya hemos dicho al analizar otros teléfonos pequeñitos y algo gruesos como el LG Optimus One, estamos ante un móvil que parece que ya lleva puesta la clásica funda protectora. El tacto ligeramente adherente de la tapa, que es además un poco flexible, refuerza esta idea. Pero cuando lo normal es que la tapa trasera corte en dos el perfil del teléfono, la del Explorer "abraza" todo el perímetro y llega casi hasta los bordes de la pantalla.
Lo bueno de esto es que se trata de una tapa sumamente fácil de poner. En lugar de ajustar varios enganches, basta con encajar las piezas y empujar un poco (para quitarla hay que hacer palanca con la uña en una ranura habilitada en la parte inferior). La idea de HTC es ponerlo fácil a la hora de cambiar entre tapas de distintos colores y que se pueden adquirir aparte por unos 15 o 20 euros.
Lo malo es que la carcasa da constantemente la sensación de estar mal colocada, pues al apretar con los dedos en los laterales ésta tiende a emitir leves chasquidos. Detalles como éste o el poco elegante acabado tanto del control lateral de volumen como del botón de encendido y apagado transmiten cierta sensación de teléfono barato. Pero claro, eso es justamente lo que el Explorer es dentro del panorama smartphone.
En cuanto a los detalles visuales, el orificio para el objetivo de la cámara está integrado en una franja gris de acabado veteado y ligeramente brillante (sin llegar a generar el clásico efecto de espejo). Y poco más que decir, aparte de la habitual disposición de conectores a lo largo del perímetro (a la izquierda, el puerto micro-USB, y arriba, la salida de auriculares) y la presencia a los pies de la pantalla de iconos táctiles a modo de botones (cuya retroiluminación, como es habitual, no siempre se activa cuando es necesario).
Sense 3.5 en formato mini
La pantalla de 3,2 pulgadas y 320 x 480 píxeles del Explorer luce la penúltima gran revisión de la interfaz propia de HTC, Sense 3.5, aplicada sobre Android 2.3. Pero está montada en un formato más compacto de lo habitual que sólo incluye dos botones virtuales en la parte inferior y 16 celdas en cada uno de los siete escritorios principales. Por el resto, se mantiene a grandes rasgos el mismo estilo que ya vimos en el antes citado Wildfire S.
Como es habitual, se incluye la posibilidad de previsualizar todos los escritorios en forma de miniaturas y una pestaña de notificaciones que integra el historial de aplicaciones y los "ajustes rápidos". Al acceder al modo de edición de los escritorios se puede pasar lateralmente de uno a otro en cualquier momento. Y si arrastramos un icono a una celda que ya está ocupada por otro, ambos intercambian automáticamente sus posiciones.
El surtido de "widgets" es bastante amplio, incluyendo una alternativa al reloj característico de Sense que integra iconos de acceso directo personalizables. La pega es que desaprovecha buena parte de las celdas del escritorio en el que lo coloquemos. Por otra parte, nos hemos percatado de que el "widget" de Friend Stream sólo puede mostrar actualizaciones de Facebook, cuando en anteriores terminales de HTC también podía agregar contenido de Twitter y Flickr.
No faltan las taras habituales de un teléfono de este tipo. A veces hay que realizar el mismo gesto dos veces para que una orden se ejecute, ya sea pulsar un icono para abrir una aplicación o deslizar el dedo hacia abajo para que se muestre la pestaña de notificaciones. El acelerómetro es a veces muy lento y el reducido tamaño de los botones del teclado QWERTY virtual provoca bastantes fallos si uno intenta escribir demasiado rápido.
Como compensación, y al tratarse de un modelo con Sense 3.5, descargar la aplicación de Dropbox, instalarla e introducir nombre de usuario y contraseña implica obtener 3 GB adicionales en dicho servicio de almacenamiento en la nube. Este espacio extra, por supuesto, es gratuito y accesible desde cualquier equipo en el que usemos la misma cuenta de usuario de Dropbox.
Inteligente pero austero
Aunque por los pelos, el Explorer entra en la categoría de teléfono inteligente con todas las de la ley. Lleva sus conexiones 3G y Wi-Fi (incluyendo la opción para compartir la primera a través de la segunda a modo de router inalámbrico), su GPS para la navegación asistida de Google Maps, sus 512 MB de RAM (aunque realmente son 418 MB) e incluso se permite mejorar la compatibilidad con Flash de la saga Wildfire.
Gracias a su procesador Qualcomm Snadpragon S1 (la nomenclatura exacta es MSM7225A) a 600 MHz, el Explorer no se conforma con el soporte FlashLite y acepta el pluguin de Adobe Flash 11 para su navegador web. El problema es que dicho complemento ocupa 12 MB, y el terminal se suministra con unos escasos 82 MB libres en su memoria interna para instalar aplicaciones.
Como resultado, y tras hacer algunas incursiones en Google Play para descargar varios juegos y herramientas básicas, a las primeras de cambio salta un asistente para liberar memoria borrando caché y pasando programas a la tarjeta microSD. Esta última una opción que no siempre está disponible (caso del citado plugin para Flash, sin ir más lejos). Y la caja del producto no incluye tarjeta alguna, limitándose a proporcionar el teléfono, su batería, el cable USB y el cargador de pared.
Los mismos "peros" pueden extenderse a la parte multimedia, capitaneada por una poco practicable cámara de 3 megapíxeles sin autofoco ni flash y con grabación de vídeo a 720 x 480 píxeles. El reproductor de vídeo no acepta clips en alta definición ni MKV, aunque sí que carga DivX. Al menos, el Explorer da perfectamente la talla para escuchar música y la radio FM o jugar a títulos sencillos, como sin ir más lejos el nuevo "Angry Birds Space".
Debido al tamaño de la pantalla, eso sí, los personajes del popular videojuego se ven bastante pequeños y los anuncios que aparecen en la esquina superior derecha del panel estorban algo más de la cuenta. Tres cuartos de lo mismo sucede con el navegador web, que tiene una agilidad aceptable pero obliga a acercar el zoom para leer el contenido de páginas web sin dejarse la vista.
En cuanto a la autonomía, se cumple la norma que dice que los smarpthones sencillos aguantan un poco más de lo habitual. Equipado con una batería de 1.230 mAh, el Explorer supera levemente las 30 horas de funcionamiento con el brillo de pantalla al máximo, media hora de conversación telefónica, 3G y Wi-FI activos y correo electrónico y Facebook en constante sincronización.
Optando por el brillo automático y activando el modo que deja de revisar la bandeja de entrada del e-mail durante las horas nocturnas, lógicamente, podemos hablar incluso de tres jornadas sin necesidad de recarga. Sólo hay procurar no pasarse mucho con los juegos gratuitos y el elevado consumo que genera la publicidad de la que suelen acompañarse.
Para ir con lo puesto
El HTC Explorer es una opción factible para quien huya de la moda del smartphone con pantalla de tamaño descomunal, pues posibilita el manejo táctil a través de una interfaz de usuario bastante personalizable sin que ello implique ocupar mucho espacio en el bolsillo. Y lo hace apostando por un precio reducido al realizar grandes sacrificios en las opciones multimedia y la memoria interna, realmente limitada.
Debido a este último condicionante, no estamos ante un terminal con el que el usuario pueda coleccionar aplicaciones sin pensárselo. Es más, en la práctica lo habitual será ir desinstalándolas y reinstalándolas en función de las necesidades de cada momento. A no ser, claro está, que se recurra a una ROM "cocinada" por la comunidad de desarrolladores para usar las herramientas que permiten instalar cualquier programa en la tarjeta de memoria.
Por otra parte, conviene dejar claro que no se trata de una evolución del Wildfire S. Ya hemos comentado que sólo se le ha añadido compatibilidad real con Flash y que en otros apartados se ha producido más bien un retroceso. Sin ir más lejos, Sense se mueve de forma algo menos ágil y los "cuelgues" momentáneos son algo más habituales.
Finalmente, y si bien su precio libre oficial en España es de 200 euros, en bastantes tiendas puede comprarse a tocateja por entre 150 y 170 euros.











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